Al tomar un cóctel activamos los cinco sentidos. El ruido ambiente y la voz del bartender es nuestra primera aproximación. El segundo es la vista: que esté todo limpio y ordenado sumado a la presencia del bartender que, muchas veces demuestra sus habilidades frente al cliente mientras hace un trago. Lo siguiente es poner en juego el tacto: el recipiente y su temperatura será la clave de como se percibe el trago. El olfato y el gusto llegan a la hora de tomar el trago.
Cantidades.- Es fundamental tener en cuenta la cantidad de invitados, esto nos dará una noción sobre que envergadura deberá tener la barra para que no haya espera. “El tema del tiempo es algo fundamental, en base a la cantidad de invitados se calcula la cantidad de bartenders, si hay mucha demora, el cliente no tendrá una buena experiencia” afirma Gonzalo Aybar bartender y dueño de “Hay! Bar”.
Estación del año.- no es lo mismo una barra para invierno que otra para el verano. Existen tragos que van mejor en cada estación para poder usar ingredientes locales: “Arándanos, maracuyá y frutilla son frutas de la región que hay que aprovechar, darle el toque local a tragos internacionales es un valor agregado que va a depender en que mes nos encontremos”.
Variedad.- hay que tener propuestas para todos los gustos: daiquiri, mojito, capiroska, gin tonic son algunas que los novios suelen elegir. “Tragos que conozcan sus invitados. En Tucumán los clientes optan por ir a lo clásico, bebidas conocidas por los asistentes, y muchas veces se rehúsan a probar nuevos sabores” destaca Gonzalo.
Hay que tener en cuenta a aquellas personas que optan por bebidas sin alcohol. Para ellas se recomiendan las infusiones, tés saborizados y pulpas.